Recordé que hace algún tiempo escribí esto, me gusta cuando vuelvo sobre lo escrito y me encuentro con cosas sorprendentes, cosas que han pasado que olvidé, detalles pasados por alto, cosas que han cambiado, cosas que pensé no haber escrito nunca o que nunca pensé escribir o que pudiese escribir de la manera como fueron escritas; de alguna manera es volver a encontrarme, es encontrar las cosas perdidas o que quedaron desperdigas en el olvido; cada vez estoy más convencida de que amo este lugar y que es más mío que nunca, que se parece a mí pero que tiene su personalidad y luz propia, estoy feliz de haber vuelto a ti Diván Mío. Y sé que aunque me vaya como lo he hecho en otras ocasiones, volveré, porque irme del todo sería como morir de alguna manera.

No creo en las coincidencias, para mí nada es coincidencial en la vida, lo que me pasa me tiene que pasar por alguna razón especial que tarde o temprano terminaré descubriendo, por eso, ya no me sorprenden las cosas "sorprendentes" o "casuales" o "extrañas", sólo me alegro y espero para descubrir lo que vendrá después.

Hace unas semanas salí a tomarme unas cervezas con mi amiga Ximena de Cali que ahora vive en Bogotá, ella estaba junto con su amiga Analu quien también estudió en la Javeriana en Cali y vive en Bogotá; Analu estaba con un amigo Iván, el cual nació, creció y estudió en Bogotá y aquí vive. Coincidencialmente, Xime es amiga de mi ex-novio, o bueno, lo conoce, me sorprendí cuando lo supe -no sé por qué, Cali es aún un villorrio y ellos son psicólogos- por otro lado Analu (a quien conocí esa noche) conocía a una de mis amigas de la U, lo cual también me sorprendió, hasta que descubrí el hilo conductor que las unía; lo que sí me sorprendió muchísimo es que Iván (a quien también conocí esa noche) también conocía a mi amiga de la U ¿pero cómo era esto posible? Es que Ana es la novia de un amigo mío, me dijo Iván. Luego supe quién era su amigo, un músico más o menos famoso en el ambiente capitalino, al parecer muy talentoso del que Ana (mi amiga) ha suspirado desde la primera vez. Me sorprendía la red que nos unía a todos. Para completar, Iván, es muy buen amigo de un primo mío, músico también, que nació y creció en Popayán, pero ahora vive aquí, en Bogotá...estoy pensando en que esto de los 6° de separación es más que un experimento.

Sin embargo, eso me hace feliz, me hace feliz conocer gente y encontrar redes absurdas y extrañas en la realidad que sobrepasan cualquier virtualidad, que aún se dan este tipo de relaciones cuerpo a cuerpo donde hay voces, colores, texturas, rugosidades, matices, dimensiones, perspectivas y no en la aburridora y bidimensional virtualidad. Me pone feliz pensar, que así como Cali es una batea de chontaduros, eso mismo puede ocurrir en otra parte del mundo, aún más grande, cosmopolita y caótica que Cali, me hace feliz pensar que aún puedo vivir más allá de un teclado y PC y que puedo vivir vida real, en donde aún pasan las mismas cosas que me pasaban hace 10 años, tal vez menos, como esta de los 6° de separación y en ningún momento medió la red virtual, todo fue tan real como esa noche misma.

El viernes estuve en un almuerzo con Don Fernando -mi jefe, quien me ha pedido que le llame sólo Fernando con la advertencia de perder su conversación si no lo hago, cosa difícil esta- y Antonio el "dueño del letrero" en lo que fue para mí una experiencia bastante extraña, porque todo estuvo más lejos de ser un almuerzo jarto y aburridor. Vino, carpaccio de salmón, salmón con wasabi de plato fuerte, un minuet de chocolat como postre y como puscafé un cointreau...qué aburridor va a ser eso por Dios! -y sí, lo reconozco soy una sibarita...y a quién no le gusta serlo- Se habló de política, religión, violencia de género, algo de sexo, drogas y alcohol, flamenco, jazz, cine y otros.

Terminé con Don Antonio (que ahora es Antonio a secas) y otros en un concierto de jazz por la noche, luego nos deleitamos comiendo mucho tabule, tahine, kippes, indios, falafel, babaganoush, labneh, un sinfín de cosas más que ahora olvido y la delicia de la noche: el shawarma. Finalmente terminamos 4 niñas y 2 niños en El Sitio (los niños, eran nada más y nada menos que mi jefe y Antonio, jóvenes de 42 y 5o y tantos años más divertidos que cualquiera de mi edad).

Llegué a casa y todo el fin de semana me he estado preguntando...qué cosa más extraña la que he vivido, -no extraña no, recuerda que no crees en las coincidencias- además, estaba con mucha gente que no conocía, que conocí esa noche, pero sobretodo con estos dos señores que son mis jefes y que en la noche trataba de tú a tú y bailaba con ellos como viejos amigos; llevo poco más de 6 meses en la empresa y tengo experiencias de este tipo, mientras, otros que llevan mucho más tiempo que yo, creo que acaso habrán estado en alguna reunión hecha en o por la empresa y claro, no falta la mirada de algún envidioso como diciendo: ¿y ésta quién se ha creído?. Pero repito, sucedió por algo, ¿qué me traerá eso para el futuro? Aún no lo sé, pero sí sé que es importante y que debí estar en ese almuerzo por algo (porque me negaba a ir), de lo contrario no hubiera pasado todo lo que pasó y vivido todo lo que viví que en realidad fue maravilloso, me encantan este tipo de experiencias, me encanta que la vida me sorprenda y dejarme sorprender, me encanta poder descubrir a las personas más allá del plano rutinario y que se dejen descubrir, me gusta la flexibilidad con que la vida me trata pero sobretodo aún, me gusta ser flexible para poder vivirla como quiero

Etiquetas: Desvaríos mentales, Íntimas, Personales, Preguntas, Reflexiones, Revelaciones, Soliloquios