Se acabó. Mañana regreso a Bogotá de nuevo luego de 12 maravillosos días en Cali. Todos preguntarás ¿qué, feriaste mucho? ¿mucha rumba? La respuesta es NO para las dos preguntas. No necesito de la Feria o de la rumba para ser feliz o pasarla bueno, si así fuera mi felicidad sería bastante superficial y veleidosa y no, mi felicidad es mucho más que eso.

Mi felicidad consiste en volver a Cali, ver la gente que extrañé durante 10 meses, comer pandebono, ir a Tinti y rumbear con la gente que quiero de la forma que más me gusta y como sólo ahí se hace. Sentir la brisa que viene del mar al caer el día, andar ligera de ropa y sentir el viento colándose por en medio de ella tocando mi piel, caminar sin afanes como si el mundo fuera mío, tomar cerveza de milqui en cualquier roto como lo hacía en mis épocas universitarias pero sobretodo tomar Póker (que tan esquiva es en la capital), comer pizza de chuzo o hamburguesas de la novena, sudar y sudar bailando (porque aunque no me lo crean, ese sudor es distinto), oír música con marimba y visitar de nuevo los sitios donde fui feliz (por al menos una vez...un momento) de moverme sola y además de querer hacerlo sola, de gustarme hacer cosas sola.

A un poco más de 24 horas de regresar, comienza de nuevo la presión en mi pecho, provocada por la nostalgia de la partida y alguna que otra lágrima se desliza por mi mejilla; quisiera tener el tiempo en mis manos para hacer de él lo que quisiera para estar más y hacer algunas cosas que me faltan, pero sé que debo dejar de ser más romántica. Que lo vivido estos 12 días estuvo bien y que, como dice Jéctor ♫todo tiene su final♫, además...¿quién me dijo a mí que todo iba a ser como antes? Eso lo sabía.

Diana e Ivonne me dijeron que se me leía alegre y efectivamente así es, el comentario de Diana me mató de risa "Cali te revitaliza, como el sol a Superman" la analogía no es tan exacta pero se acerca y sobretodo me divierte :P De alguna manera, el haber estado acá, cambió muchas cosas, me hizo pensar en otras y me reafirmó algunas. Voy con energías nuevas, con la sensación de que el ciclo está cerrado así queden añoranzas. En Bogotá me están esperando nuevas cosas maravillosas y que quiero darme la oportunidad de vivirlas, así que aquí voy.

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