Hace un tiempo, no mucho en realidad, cuando mis amigas las musas se habían ido, y yo simplemente era una ninfa solitaria porque en ese momento el amor había decidido alejarse de mí, y me encontraba en busca de una nueva motivación, una que me hiciera reír, que me hiciera gozar, que me diera felicidad y plenitud interna; aparecieron Terpsícore musa del baile y Salomé expresión de la sensualidad a través del movimiento, las cuales se han convertido en una excelente compañía para mí; son compañeras de tiempo completo, de cuando en vez deciden salir pero al momento regresan para seguirme donde quiera que yo vaya y en realidad logran hacerme feliz, hacerme sonreír, disiparme del marasmo mental que algunas veces me atrapa pero lo más importante es que han logrado que yo construya un espacio vital para mí, el mío, el propio, mi propia pista de baile donde se encuentra mi yo único, frente a frente y desnudo en su totalidad. Ahora soy feliz inmensamente porque además de tener mi propio salón de baile he podido invitar a él a muchos otros que quiero que compartan esta dicha conmigo, o que gracias a mis dos amigas he podido conocer en esto del arte de la danza y que son invitados de honor en mi salón.

Ahora por primera vez en mi vida siento lo que significa ser adulta, siento lo que es SER adulta y aunque me asusta, no pienso perder mi actitud universitaria, adolescente e infantil porque sé que es de la única manera que no perderé mi esencia para convertirme en uno más de la masa de 8-12 y de 2-6. El reto ahora es ser el adulto y asumir las responsabilidades que esto conlleva, pero mantener siempre vivo el espíritu de todo aquello que sueño y alguna vez soñé, y espero que Terpsícore y Salomé me acompañen en esta cruzada por siempre.

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